En la comunidad mapuche de Llaguepulli, situada en la ribera sur del lago Budi, trabajan 17 familias en este ramo turístico.

Paradójicamente, los mapuches prefieren vivir en casas más modernas, construidas con subsidios gubernamentales.

El historiador Chester Zelaya ha dividido el proceso en tres etapas: la del Despotismo Ilustrado (1794-1810), la Constitucionalista (1810-1820) y la Independentista (1820-1823).

Sólo en los Ayuntamientos pudieron las élites criollas expresar su control político, sobre todo por medio de la compra de cargos, si bien compartían el poder con los peninsulares que también ocupaban puestos capitulares.

El sistema generó contradicciones: si bien era rígido y autoritario, limitando la libertad y la discreción de los funcionarios y de las corporaciones locales, tuvo que permitir cierta flexibilidad, aunque ésta resultó siempre precaria ya que en cualquier momento la autoridad peninsular podía revocar una resolución.

Lo fundamental era informar a España de tal manera que aquélla fuera ratificada. La legislación era casuística, copiosa y contradictoria. En lo agropecuario tuvieron papel fundamental las órdenes religiosas, propietarias de grandes haciendas e
ingenios, así como de capitales que las convirtieron en los principales prestamistas.

Los criollos aspiraban a alcanzar el control de las decisiones sin embargo, los guatemaltecos querían que siguiera la centralización en la capital, mientras los provincianos deseaban que cada intendencia, a través de su principal ciudad, asumiera el gobierno provincial, por medio del cual se produciría, asimismo, el comercio directo, gracias a la liberación de su dependencia de la ciudad de Guatemala.

Comer tostadas de frijol, salsa de tomate o aguacate, que era de obligación para ir con los amigos o la novia. Antes el alcalde municipal se subía al tejado de la municipalidad a la media noche del 15 a gritar independencia.

Durante la época colonial anunciaban las procesiones que saldrían una semana después, expuso Fernando Urquizú, miembro del Centro de Estudios Folclóricos de la Universidad de San Carlos.

En la actualidad los participantes visten trajes y máscaras en cuyo diseño se utilizan adelantos tecnológicos.

De esa cuenta, surgió el convite de Santa Cruz del Quiché, que copió la sátira y denuncia de la Huelga de Dolores.

Este convite refleja el cambio de cultura y valores nacionales, porque se ve nutrido de héroes y heroínas de la ficción extranjera, comentó el folclorista.

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