Tradición y patrimonios culturales de Alta Verapaz
Muestras de la riqueza cerámica de estas culturas puede apreciarse en el museo de Carchá y en el Museo Nacional de Arqueología de Guatemala.
La historia colonial también dejó un bello legado patrimonial.
Por eso, los pueblos más importantes como Cobán, Carchá y Chamelco, cuentan con bellas iglesias, ermitas o capillas y conventos. De igual manera, San Cristóbal y Tactic.
Ello no excluye las iglesias de Santa María Cahabón y la de San Agustín de Lanquín.
Aunque son pueblos eminentemente q’eqchi’es, se respira en su trazo y arquitectura una tradición española, con sus casas de adobe, techos de teja y corredores al frente de los patios y huertos de las casas antañonas.
El área continúa distinguiéndose por sus cultivos de café y de cardamomo.
De la presencia alemana data el desarrollo de la cuenca del Polochic.
En esta área los alemanes desarrollaron la línea férrea de la Verapaz, que transitaba de Panjanché a Panzós.
El mundo q’eqchi’ de la Verapaz
El monolingüismo es la principal característica de sus pobladores, que durante años lograron que los foráneos utilizaran el q’eqchi’ como una lengua franca.
Los q’eqchi’es de hoy conservan sus prácticas y creencias mágicas.
Las expresiones como las danzas de Venados, de Cortés o de los Viejitos, destacan en muchas de las poblaciones.
La marimba de resonadores de bambú, los conjuntos de chirimía y tambor o con pito; pero sobre todo el conjunto de arpa, violín y guitarra, nos recuerda el proceso de conquista y de adopción instrumental moro-europeo.
La culinaria q’eqchi’ ha logrado un espacio en el escenario nacional.
La sopa del kaq ik, elaborada con chile rojo y achiote que se acompaña de carne de chompipe o pavo y tamalitos de maíz, es codiciada en el área y fuera de su esfera.